Thursday, August 25, 2005

La diosa verde

Adiós a la Diosa

Por estos días, profundos cambios culturales y sociales sacuden a nuestro pudoroso y recalcitrante país; en sus tradiciones, costumbres, modos de mirar y considerar propia de los chilenos; pareciera que Chile esta buscando entrar con decoro y hasta con cierta pachorra, a un estadio de sociedad avanzada, pluralista, tolerante, diversa, progresista y democrática, y afloran temas de la cultura que se daban por omitidos en la palestra pública y cuya sentencia los ha dejado fuera del bien decir y el bien vestir; llevados en ese saludable doble estándar que nos caracteriza. Y pese al instintivo patronazgo que forma parte del alma nacional y rémora de esa pretensión modernista.
Un ejemplo de esto, es la discusión que se da en estos días por el consumo de la marihuana (cannabis sativa), y la necesidad de despenalizar el autocultivo. Y como siempre los detractores y seguidores discuten en el oscurantismo de las pasiones acaloradas.
Nos parece que el punto de vista del Senador Ávila es muy sensato; “en lugar de que la gente consuma porquerías llenas de pesticidas que venden los traficantes y que seguro son más dañinas que las porquerías cultivadas por los propios consumidores; sin duda debemos optar por el autocultivo”; es un buen punto, porque lo cierto es que el consumo no va a cejar así se prohíba. Por el contrario, este parece aumentar.
Y de paso desbaratar la organización para el tráfico (que seguramente abrirá su espectro de negocio sucio a otras drogas más duras).
Pero ese ya es un buen pie para empezar la discusión.

En segundo lugar, si es que la legalización redundará en un menor o en un mayor consumo. Si tomamos como ejemplo los países que ya pasaron por esto, podemos tener una aproximación de lo que pasará más tarde que temprano en el nuestro; con certeza al principio aumentará el consumo hasta mantenerse por un tiempo, para luego ir lentamente bajando hasta quedar reducido a un porcentaje ya estipulado de población -que presenta siempre carácter adictivo-; entre el 5 y el 7 %, que es el precio a pagar por la liberalidad. He tenido la oportunidad de compartir con jóvenes de los países en donde están legalizadas las drogas y me ha sorprendido el como no se interesan en consumirla, y es más, adiviné que en su cultura esas son prácticas de inmigrantes o turistas de tercera categoría; para gente de países incivilizados, no para ellos. Es decir, es de una cierta “vulgaridad tercermundista” hacerlo.
Como lo sería por ejemplo, para un consumidor cualquiera (de estos “muy buena ondita”) drogarse con pegamento.

Y la discusión de fondo, es si efectivamente hace mal o no; si tiene efectos perjudiciales a corto, mediano o largo plazo, o no los tiene.
Y si estos son recuperables.
Lo cierto es que aquí ni los médico logran ponerse de acuerdo; que algunos componentes si, que otros no, que depende de la persona, del organismo, de la tolerancia, de si se mezcla o no se mezcla con otras substancias etc.
Creo que una buena manera de saberlo es consultar a una persona que haya consumido lo suficiente y pueda dar fe de su experiencia sin coerciones, prejuicios, ni intereses creados de ningún tipo. Y para esto el mejor ejemplo que se nos ocurre es el testimonio de una persona que fue devota de la verde diosa durante por lo menos 10 años seguidos de su vida. Que fumo toda la cuota que le correspondía fumar de esta a tres reencarnaciones más; y despues de haberse alejado completamente de la práctica, nos parece que puede hablar con entera propiedad al respecto.


Afirma de manera totalmente cierta, impersonal e inequívoca, que el consumo habitual produce los siguientes efectos en el consumidor inveterado.

Paso a enumerar:

- Falta de concentración mental; baja la capacidad de concentrar la mente en alguna materia específica, la que tiende a ponerse volátil, lábil y dispersa.
- Disminución de la Voluntad; o incapacidad de llevar nuestro proyectos adelante.
- Baja el nivel de autocrítica.
- Aumento de la tendencia a la autojustificación, la autoindulgencia y la autocompasión
- Adicción psicológica (conozco un fumarola que pudo dejar el alcohol y el cigarrillo, pero no puede dejar la "maría"; y desea hacerlo)
- Produce inercia, flojera, pesadez, falta de motivación.
- Torpeza Neuromotriz.
- Produce indecisión (dificultad para tomar decisiones).
- Pone a la persona emotivamente a expensas del medio, es decir, vulnerable al tono que lo rodea, (en ese sentido pasivo).
- En cuanto al género es Despolarizador (al hombre lo amilana y a la mujer la amachota),
- En un grado extremo produce estados persecutorios y alucinatorios (que también sufrí).

Sin entrar a los efectos más orgánicos; baja la inmunidad, la fertilidad, y por la baja reactividad de los eritrocitos en la división celular alteraría la información genética.
En cuanto a la recuperación, diría que la primera fase es rápida, en tanto la segunda fase es entre lenta y muy lenta, y acaso nunca sea completa.

De manera que los entusiastas defensores de esta práctica natural deben estar advertidos y no autoengañarse sobre los efectos.

Naturalmente que las personas pueden hacer lo que les plazca, ya que la cabeza es de cada uno, y a cada cual le toca ver como hace su vida.
Y si quiere llenarse la cabeza de humo es su problema.

Testimonio: "Personalmente puedo dar cuenta de que, lo que yo buscaba era liberarme de la pesada y aburrida realidad cotidiana, salir del mundo chato y opaco que me proponía la vida a mi alrededor. Me sentía atrapado en una definición de mundo coercitiva y vulgar. E intuía que era posible el escape.
Cierta vez, en que estuve involuntariamente varios días sin fumar, me di cuenta de golpe, que la misma realidad es mucho más “volada” que la voladura con droga, algo en mi despertó la fascinación por el mundo que me rodeaba, y me di cuenta que uno se puede mover del punto focal; punto habitual de mira y desde donde todo es trivial (es lo que llaman los brujos, “experimentar un movimiento del punto de encaje”) para ponerse en contacto con otra dimensión de la realidad, más profunda y misteriosa, más sorprendente que la realidad ordinaria. Esa fue una experiencia extraordinaria y más bien me di cuenta que la droga mermaba las fuerzas anímicas y mentales para llegar a ese estado, que es para mí de lo más interesante que puede ofrecer la vida; la realidad inimaginable en sus posibilidades e inabarcable en su vastedad.
La práctica del Yoga y forjar una autodisciplina me ayudaron mucho en esto. Naturalmente esto requiere trabajo, cuestión que al volantín consuetudinario no le atrae.
Yo sentía que la realidad era FOME y aburrida y no me daba cuenta que yo era el FOME, y quien aburría".

Ahora ya no necesito conocer la mariguanza, ni me motiva.

Le dije Adiós a la Diosa Verde

Senderista