Friday, April 27, 2007

Defensa precipitada del Transantiago

Levanto esta desesperada y apologética defensa no con el afán de buscar el cuesco de la breva (que ya me parece un ejercicio interesante), ni tampoco por un optimismo compulsivo (en estos días urgente) sino por un auténtico y genuino regocijo; pero si es por buscar la razón de la sin razón diría que bien es por llevar la contra al criterio colectivo, ya que siempre me ha parecido la opinión de la mayoría peligrosamente semejante a la más auténtica estulticia humana.

Dada esta aclaración de intenciones; acto seguido haré una enumeración de aquellos puntos por los cuales me parece bueno y plausible este -hasta ahora fallido- proyecto del plan Transantiago; y créanme que no hay en este análisis un ápice de ironía o sorna.

1. Me parece interesante que este proyecto ha roto la rutina del usuario, ya que el chileno medio (del que me resisto angustiosamente a formar parte) por una inseguridad genética tiende al cautiverio de la rutina y a las pautas inamovibles de conducta; hemos de aceptar que este proyecto Trans nos ha obligado a cambiar nuestras rutinas, a levantarnos más temprano y a despercudirnos el hábito y la molicie; y esto me parece un ejercicio de lo más saludable, pues esta gimnasia, sin quererlo da lugar a pensar las cosas de un modo nuevo, a reconsiderar medidas y estrategias, criterios y descriterios. O al menos nos abre esa posibilidad.

2. Lo segundo está relacionado con lo anterior; ha obligado a la gente a comunicarse, a intercambiar opinión, a manifestar disconformidad abiertamente. Eso antes era inconcebible; la gente no hablaba, el transporte era de una fría, circunspecta y severa reserva y nadie osaba subvertir ese mandato social; esto entonces demuestra que el chileno medio se está atreviendo; ya que era esa la animadversión que sentíamos por los vecinos, que ellos si se atreven (por cultura) a levantar la mano y disentir.

3. Otro aspecto de lo más saludable es el que dice relación al ejercicio físico. A muchos el Trans nos ha obligado a caminar cuadras, lo que antaño era una sana costumbre; recuerdo que mi abuelo se jactaba de las cuadras que caminaba cada vez; y eso se fue perdiendo en el vicio de la comodidad y la ganancia corta (nadie se baja uno o dos paraderos antes para caminar); y gracias a esta circunstancia se esta recuperando, la gente ya no le hace el quite al caminar. Lo que tiene innumerables beneficios para la salud. Y que decir de las bicicleta; cada vez más la gente adquiere este vehículo; se de un chico incluso, que viene desde su hogar a trabajar en patines y atraviesa tres comunas.

4. Yo en lo particular he ahorrado dinero.
Mi calle esta bastante más silenciosa que antes
Hay menos contaminación de smog.

5. Y lo que me parece soberbio y la guinda de la torta es ver en este proyecto el alma nacional; la mediocridad del chileno ha quedado patente en este denostado Trans; tanto en la gestión de gobierno que calculó todo mal; como en los operadores que siguen con la mentalidad vulgar de boicoteando cualquier proyecto que no les favorezca en lo inmediato y los obligue a conducirse por normas de civilidad y bien común. Y así también el público que ya se las está ingeniando para no pagar el pasaje, como si este país no fuera de todos y este proyecto destinado a mejorar la calidad de vida de todos los habitantes capitalinos.
¿Para qué tanta perfección?, si solo somos lo que somos; a los europeos les tienen que resultar “de una” pues no se pueden dar el lujo de equivocar la jugada, las pérdidas son demasiado, pero nosotros somos el tercer mundo, países subdesarrollados (no en vías de desarrollo, como le gusta llamarnos a los que nos venden la superpomada), país de experimentos; podemos darnos estos lujos que nos damos; por ejemplo construir un gaseoducto trasandino que primero no sirva mucho y luego no sirva nada. O elaborar leyes como “el que paga puede contaminar” y otras más, propias de sociedades paracetamol (las que alivian los males de las sociedades desarrolladas) etc..

6. No soy fanático de este gobierno, y es más, ni siquiera vote por la rubia presidenta; sin embargo apoyo toda iniciativa en pro del bien común aunque tengamos que pagar el precio del estrés de adaptación. Y por lo demás quiero que al gobierno le vaya bien, y espero que así sea.

Estas son algunas razones por las que apoyo abiertamente este plan y lo he defendido en innumerables escenarios. Se que se puede mejorar y estoy cierto que mejorará, pero por de pronto, así como está ya es una gozosa (des)ventura.

Sin más que decir // x g. n-c. senderista