Monday, February 27, 2012

la tragedia de lo apolíneo y dionisíaco en política

Resulta de interés analizar nuestra sociedad a partir de las grandes fuerzas que habitan al ser humano y que han sido detectadas por filósofos o escritores y forman parte de la cultura, como es por ejemplo el concepto de lo Apolíneo y lo Dionisiaco, que se refiere a dos maneras de enfrentar el mundo o dos lugares desde donde la existencia humana busca resolverse. Una de ellas es; la medida, la razón, la pulcritud, la claridad del pensamiento, la decisión conciente y representa la cultura, la civilización y el orden. En tanto el otro impulso se refiere a la emoción, al sentir, a las pasiones, al integrarse al mundo de la naturaleza, a dar curso a los instintos, a entrar en el festival de sensaciones del mundo sin pretender ordenarlo; es conocer por experiencia e identificación en lugar de analizarlo y comprenderlo. Estos dos impulsos constituyen dos maneras de estar en el mundo y de entenderse con él. Dos modos de penetrar la vida y entrañar la profundidad de la existencia; son dos armas que cada uno escoge, o que se ve obligado a hacerlo según su vocación o afición.
Wykipedia: En la mitología griega, Apolo y Dioniso eran hijos de Zeus. Apolo es el dios del Sol, la claridad, la música y la poesía, mientras Dionisio es el dios del vino, el éxtasis y la intoxicación. En el uso moderno del concepto literario, el contraste entre Apolo y Dionisio simboliza los principios de la integridad *contra el individualismo, la luz contra la oscuridad o la civilización contra la naturaleza. Los antiguos griegos no consideraban a estos dos dioses como opuestos o rivales.
Si llevamos esto a nuestra sociedad y a las fuerzas que la modelan nos encontramos con una paradoja; en política los líderes de izquierda son en su naturaleza dionisiacos, pero paradójicamente promueve un orden social apolíneo. En tanto el mundo de los líderes de la derecha es apolíneo, y sin embargo promueve un orden social dionisiaco. No podríamos pensar en algo más adusto, ordenado, planificado que el paraíso marxista en donde los vicios de la sociedad de capital no tiene lugar: la sensualidad, la libertad desmedida, la variedad de ofertas y el consumo. Y sin embargo -le he preguntado recientemente a un viejo activista político, de lucha social de larga data- ¿quienes gozan más de la buena mesa, la gente de derecha o la gente de izquierda? y él sin dudarlo me contestó que el mundo de la izquierda disfrutaba mucho más y mejor de los placeres de la buena mesa; ello confirma lo que expongo aquí.
A su vez los líderes de derecha siempre parecen tan frugales, tan ponderados, tan esbeltos, tan ordenados, y contrariamente promueven una sociedad completamente libre, en la cual cada quien elija lo que quiere para si y como quiere vivir la vida. Vemos entonces que los líderes políticos luchan por lo opuesto a lo que es su naturaleza. Pareciera en el fondo que uno busca o quiere lo que no es. No sabemos si esta contradicción es peor o mejor, de hecho pareciera que la combinación de ambos impulsos resulta en el equilibrio de la vida y es lo que quieren lograr las fuerzas así llamadas “de centro”, que anhelan combinar en su justa medida estas dos maneras de estar y existir.
El uso estético que Nietzsche da a los conceptos, que luego desarrolla filosóficamente, aparece por primera vez en su libro «El nacimiento de la tragedia», publicado por primera vez en 1872. Su mayor premisa era la fusión de los impulsos artísticos apolíneos y dionisíacos(Kunsttrieben), en las tragedias y el arte dramático en general.
Nietzsche critica la interpretación racionalista que
Sócrates hace de la tragedia, argumentando que la infusión de la ética y la razón pervierte a la tragedia de su fundación, o sea el frágil balance entre lo dionisíaco y lo apolíneo.
Si los líderes políticos pudieran acceder a este análisis se les aclararía el paisaje ideológico y podrían entender mejor a sus oponentes. Y en una de esas morigerar sus posiciones buscando una sana combinación entre ambos impulsos. Esta es la personal Tragedia de las sociedad moderna.
P.D. * seguramente quiere decir “integración”, referido a una forma de integrarse el sujeto y el objeto a través de la identificación.