Tuesday, March 29, 2011

El camino del lobo y el camino de la oveja.

La Cultura imperante se asienta en el manejo de las masas y del ser humano número. Y con ese fin están armadas la educación y las tramas de la ideología, pues a ningún gobierno ni al sistema le conviene la gente demasiado "escurrida", que tenga su propio pensamiento y sea crítica; más bien necesita del ciudadano oveja, que vaya en el rebaño y que no piense en rebelarse pues las estadisticas y la publicidad funcionan en base al sujeto tipo, el esterotipo de las personas, al sujeto formateado de acuerdo a los intereses de la cultura (conveniencias del poder político, religioso y/o económico). Es asi como se ha difamado en diferentes cuentos y fábulas al Lobo Feróz, se le sindicado como el arquetipo de lo perverso, mañoso y execrable. Por ejemplo en la fábula de "el lobo y los tres cerditos" aparece como un sujeto de engaños y ardides con el fin de servirse a los cerditos. Un indeseable y siniestro. Pero entonces cabe la pregunta: nosotros los seres humanos ¿no comemos cerdo? ¿No los criamos para servirlos en la mesa? Claro que comemos y vaya que los disfrutamos...!!! Vease la artimaña escandalosa para ideologizar a los niños, pues nosotros los seres humanos somos quienes por exelencia hacemos aquello propio del sujeto sindicado como deleznable. Podemos referirnos también a los términos de la evangelización, se habla de "las ovejas del pastor" las que son buenas, obedientes, tranquilas, inofensivas, todas iguales, hacen lo mismo; pastan y se reproducen, asi como el sistema quiere que la gente sea; obsecuente y acritica, que de carne, leche y lana. E incluso existe un dicho popular que alude al "lobo con piel de oveja" como el que quiere aparecer bueno y es en realidad malo. Pero si hacemos el ejercicio de preguntarnos por la diferencia entre el lobo y la oveja, nos encontraremos con que el lobo es un sujeto individual que lucha por sus propias causas, despliega sus propias estrategias y es indomeñable, no da tregua y lleva un camino solitario; que no transa. Recordemos la exelente novela de Herman Hess "El Lobo estepario". Entonces viene la pregunta del millón: ¿que prefiere ser usted: el lobo o uno de los tres chanchitos? Puedo contestar por mi; mil veces prefiero ser el lobo que un cerdito remolón y apetitoso. Me gustaría más ser el que degusta la cena que el que adorna la mesa. El Lobo Feroz es mi ídolo declarado, lo admiro incondicionalmente y detestaría ser uno de los cerditos. Y menos la oveja ingenua de algún pastor uniformado.