Wednesday, February 22, 2006

Un día

Querido diario, hoy suena el despertador a las 6 de la mañana, recuerdo que lo puse para realizar mi disciplina, ya que a las 8 de la mañana me toca la primera clase. Sin embargo siento el dolor de las piernas debido al viaje a la cordillera el fin de semana y que todavía perdura. Pienso que es una buena idea no levantarme, teniendo esta coartada del dolor de piernas, y de este modo puedo flojear sin asco, todavía una hora. Trato de dormir esta horita, sin embargo el sueño no es profundo. Ya cerca de las 7 me levanto al baño y acto seguido sigo a la ducha que después doy fría, y que es mi truco favorito para activarme y llegar despierto a la clase.
Simultáneamente: me visto, saco la basura y me preparo un buen café, repasando mentalmente las cosas que debo llevar a la clase. Me topo con la invitación que recibi ayer, de mi amigo Joschen y su novia Katarina.
Rápidamente termino mis afanes del desayuno y salgo, me siento bien, parece que el día estará un poco nublado y sin el calor sofocante de febrero. Paso a saludar a mamá (que vive a una cuadra de mi casa y al lado de la Escuela de Yoga) a quien encuentro de buen ánimo y que me expresa el cariño de la forma acostumbrada en que suele hacerlo, la abrazo con más énfasis que de costumbre, estuve pensando que las mujeres en general necesitan más que el hombre el afecto físico, el contacto físico, y siento que mi madre lo necesita, eso es lo que me hace abrazarla sentidamente. Parece que soy algo machista..., ahora recuerdo que ¡soy neo-machista!!.
Luego abro la Escuela y entro; no hay nadie esperando. Voy al computador presurosamente ya que anoche no alcance a revisarlo. Hay un mail desde Puerto Rico, es alguien que pregunta sobre una información de la web de la Escuela sobre las Radiaciones Ionizantes, y en forma perentoria, sé que a mi padre le encantará responderle.
Llegan las alumnas y comienzo las clases, el dolor de piernas ya ha pasado, pienso que es la tensión de alerta lo que me pone indolente. Esta vez fueron dos clases, una a las 8 y otra a las 9. Siento que resultan buenas, lo sé porque el tiempo se hace poco y la clase resulta entretenida y diversa. Y se me ocurren cosas nuevas.
Terminada la clase reviso mi celular, porque oí que me llamaron durante la clase, recordé que no había silenciado el aparato y disimuladamente lo hice. Tengo dos llamadas, una de Juan Eduardo, mi padre (que se puso Juan porque lo encontró más moderno que solo Eduardo; si es un plato mi viejo) y quien me invita a su cumpleaños para el sábado próximo, en su departamento. La otra llamada es de Armónica, una de las chicas de Monteverde y excorazoncitomío, con quien hicimos el viaje al glaciar el fin de semana y que me pide confeccionar un volante para el próximo viaje en bicicleta, que será desde Santiago a la laguna Aculeo (a unos 65 kms); le digo que le debo el regalo, porque anoche estuvimos con Monteverde en su casa y solo al final de la velada supe que era su cumpleaños, lo que no le gustó nada, si ella había sido tan amable conmigo en mi cumpleaños, pero la verdad es que a los hombres esas cosas se nos van; por ejemplo a mis amigos que siempre invito a mi cumpleaños, debo recordarles la fecha cada vez, porque no se acuerdan y lo sé porque a mi también me pasa con el de ellos, en fin, la mujeres son sensibles. Soy neo-machista.
Vuelvo al compu, necesito chequear un texto sobre las identidad Latinoamericana que envié ayer a mi amigo Víctor Hugo para que la publique en el blog de la Corporación, lo leo con el soterrado temor de haber cometido errores u omisiones garrafales. Felizmente quedo conforme con el texto.
Luego entro al blog de Confucio, un amigo muy querido que ha sido maestro y luz en mi camino y a quien no suelo referirme nunca, de manera que no lo haré ahora, querido diario. Solo puedo resumir su enseñanza de esta manera: “se tu mismo, lo que no significa dejar a la bestia suelta, sino por el contrario, amárrala y se tu mismo”. De su blog entro a su perfil y me encuentro con la referencia de la zona, lo que me lleva a una página de otros blog aledaños, elijo uno, por la foto de la chica, que se ve muy atractiva. Sondeo su blog y me parece una chica especial, como medio artista ella, de hecho su blog se llama “libertad de expresión”, me entretengo leyéndolo y oyendo la canción de Robiee Williams que pone de fondo, me doy cuenta que es una chica moderna y que escribe al modo de diario su blog, con las cosas que le van pasando y de forma muy coloquial y divertida, y que además se ve que tiene una vida activa, con muchos amigos, que le gusta la fotografía, tiene novio (buuuuu) etc, es decir, tiene el perfil de una chica del siglo XXI. Tengo ganas de escribir a su modo en mi blog y a propósito de eso se me ocurre escribir “un día de mi vida” al modo de diario de vida, porque lo cierto es que no tengo un diario de vida, este es solo un ejercicio. Pero me pasa algo curioso y es que en cuanto se me ocurrió escribir esta hoja con mi día, inmediatamente me pongo más consciente de todo lo que estoy haciendo, de todos los momentos del día, creo que es un buen ejercicio para lograr el anhelado estado de la autoconciencia que tan ávidamente buscan los practicantes de Yoga desde siempre. Pienso incorporarlo al curso de Formación.
Bajo a tomar desayuno al Trigal del Sol y coincido con mi hermano, quien vive con mi madre. Me sirvo 2 huevos fritos con pan integral y café. El día esta super agradable, un poco nublado pero claro, y sin frió ni calor, comentamos que está como en la playa, me fijo que hace tiempo no desayunábamos juntos. Luego vuelvo a la Escuela. Y en eso me encuentro con la polola de Juan Eduardo que viene llegando, ella siempre ha sido muy amable conmigo y le tengo mucha estima, porque además le agradezco que le de felicidad en sus días, porque él ha hecho muchas cosas buenas y a quien admiro irrestrictamente. Luego llega Juan Eduardo, hablamos, reimos, contestamos los mails pendientes, gente que quiere hacer el curso y que vive fuera de Santiago y tiene distintos problemas que requieren solución.
Luego J. Edu. nos invita a tomar café a un local nuevo que abrieron en P. de Valdivia, paso a cambiarme ropa y seguimos. El local está bien ubicado, es cómodo y bonito, pero el café no es nada bueno. Estamos los tres disfrutando de febrero en Santiago, el día es grato. Hablamos del Agua. Les comento que no podré ir a Munich al matrimonio de mis amigos porque queda muy lejos y ando escaso de recursos. Veo a la Eugenia Brito -quién fue mi alumna y además vecina de enfrente en Leopoldo Urrutia-; entra al café, la noto extrambótica, recuerdo que solía ser más sobria, pienso que tal vez anda peinando la muñeca, quizás le hizo mal la referencia que le ensartó Zurita en su ultimo libro-vendetta, en donde se refiere a ella en forma sumamente sarcástica; a lo mejor eso la ha enloquecido. La última vez que supe de ella fue cuando hablamos por teléfono y a quien le pedí precisamente el mail de Zurita para invitarlo al Festival, ella me contestó “no tengo el mail de esa persona”. Diamela me respondió algo parecido. A todo esto, considero a Zurita el más grande poeta de todos los tiempos, de todos los que han existido nunca jamás, su poesía me conmueve hasta la coronta. Y lo considero mi amigo; participe en su taller de arte-vida, que dicto en el Espaciocal el año 1987, en donde expresa la idea: “la verdadera historia es la Historia del Arte”. Aunque supongo que él ya no se acuerda de mi. Finalmente yo presente su texto en el Festival del Agua.

Luego me despido de la parejita y paso a almorzar un sándwich y otro café a un local nuevo, de unos cubanos, en la misma calle P. de Valdivia, ya que si bien no tengo hambre se que luego me dará y eso me incomoda porque quiero es escribir esta página, y preparar almuerzo en mi casa me tardará. El local es bonito y limpio, pero la comida es pésima, el café es una especie de agüita de café. Aprovecho de leer bien el diario, pienso “con eso me ahorro $300”. Igual me gusta la multiculturalidad.

Vuelvo a la Escuela de Yoga pensando, y no he dejado de pensar en mi, si este ejercicio tiene un efecto inmediato. No he dejado de pensar –digo- en mi vida, y en verdad me siento privilegiado, hoy trabajo un par de horas y quedo libre, hago las cosas que me gustan e incluso puedo inventar, si para eso soy yo quien decide sobre lo que enseña, me gusta tener esta vida. Pero hay una cosa clara, si tuviera niños no podría darme el lujo de vivir como los artistas. Camino por la calle disfrutando del mediodía, de pronto me doy cuenta que voy pasando por el edificio de la chica que conocí el fin de semana en la cordillera, no se en que departamento vive pero se que ese es su edificio, miro para arriba, creo que no debe estar a esta hora en casa. Me interesa la chica, le mande a pedir el teléfono por mail, para invitarla a salir, ya conseguí su n
úmero, pero si ella me lo envía es señal de que se interesa por venir conmigo, sería un amor de verano sin duda, me siento contento. Reviso el correo, ella me ha escrito desde el otro correo y no ha puesto el teléfono, quizás es una maquinación de su parte, creo que puede ser porque la chica es lista y se maneja.
Tomo la cosa con humor, es decir si pasa bien y si no pasa, bien también...
Recuerdo que más rato, a las 19.30 hrs. tengo Tensegridad y que iré a juntarme con las aves del paraíso. Reflautas. Debo prepararme.
Voy a mi casa, pongo el CD de A. Kremsky.
Hago Relajación...
Termino de relajar, recuerdo la escena de la Brito y pienso que debo insertarla en el relato del día. Y sacar otra sobre Gonzalo León que está de más. Preparo café y un sándwich de pino y tomate.

Llevo el libro ¿Quien soy Yo? del autor chileno Ricardo Guillón, que debo devolver hoy, quería hacer un comentario de este libro, pero merece que el cometario sea bueno porque el libro es de alto calibre.
Abro cualquier hoja y copio :


Quiero vivir...
Tengo miedo a morir...
El miedo a morir no me deja vivir.
Quiero morir...
El querer morir no me deja vivir
¿por qué me identifico tan frecuentemente?
Si me identifico, algo en mi lo permite.
¿Quién avala esta identificación?
¿Miedo de enfrentarme al vacío de mi habitualidad?
¿Un oscuro deseo de perderme, de desaparecer... de morir?

El miedo a morir surge de la constatación de no haber vivido lo que me corresponde.
Ese miedo podría indicarme lo que me corresponde.

Y así siguiendo, va el autor indagando en sí, se va desnudando y observando con pasmosa imparcialidad los sentimientos que se van encontrando dentro suyo. Es una verdadera Meditación. Felicidades.

Son las 18.44, salgo rajado...

Regreso como eso de las 21, la sesión de vuelo se suspendió y no me enteré. No importa, compre el diario El Siglo que versa sobre catástrofes ambientales que nos asolan. Me doy cuenta que a la ñurda chilena le esta pasando lo contrario que a los tomates, está pasando de rojo a verde. Algo es algo, me digo.
Paso a ver al santo, mi peluquero, tengo ganas de verlo y de cortar mi cabello, lo llamo santo porque es Testigo de Jehová y según él dice, sigue el camino de la santidad, por eso me gusta cortarme con él. Pero no lo encuentro, que pena.

Vuelvo al Trigal nuevamente, veo las noticias, pocas que valen la pena. Los noticiarios chilenos dan pena. Vengo a terminar esta crónica. Y aquí estoy. Recibo un mensaje de texto que dice “que duermas bien” ...de una excorazoncitomío.

Hoy mismo dejo subido el texto al blog, total, mañana lo limpio // g.n-c. senderista