Ciertamente quienes profieren estas acusaciones tienen bastante razón ya que estas reflexiones obedecen solo a una observación impersonal y técnica, y no dan suficiente cuenta de mi inexperiencia en el tema, y debo declarar aquí que del amor-santo solo he tenido noticia, pero me parece no haberlo experimentado (lo que por cierto, me descalifica como orientador en los avatares del corazón). He querido solamente dar cuenta de una observación desapasionada, y de cómo percibo este interesante fenómeno llamado Amor, que ha ocupado tantas páginas en la historia humana; en las grandes y en las pequeñas. Y si mi poca experiencia no alcanza para sacar conclusiones cabales, les ruego tomar estas reflexiones como meros datos de la causa.
Y como exprese a mí querido amigo Pancho Amenabar: “no quiero irme de este mundo sin haber conocido el amor de que hablan los Santos” (también los místicos-guerreros).
Y es justamente Pancho Amenabar quien escribe un par de ardientes enunciados en el afán de configurar eso que llamamos Amor, de una manera muy bella y perspicua; que les copio: "y no confunden el verdadero amor con aquello que han creado en su propia imaginación. Es como comparar un lago maravilloso de aguas dulces y frescas, con un espejismo que nace en el mas desolado desierto, y que el caminante persigue hasta alcanzar la muerte , creyendo que a cada paso está mas y mas cerca, no obstante que es un espejismo que en apariencia es el agua que le devolverá la vida.
El verdadero estado del amor es la locura, porque el amor no admite a aquellos concientes de la vida. Donde el amor impera, no rige el sabio con la razón. Bahá'u'lláh.Existen en el amor, dos mas setenta locuras. ¿donde está el médico capaz de curar a un enfermo de amor? Bahá'u'lláh". Y agrega: "Mi querido amigo, gracias a que existe el amor, es posible que tantos te queramos a tí como si fueras nuestro hermano del alma. No tengo ninguna duda de que es el amor en su mas alta expresión, lo que hace posible que exista el universo y ...tu."
Habla mi apreciado amigo de un tipo de amor que podríamos llamar “Amor de los Poetas”, ese que se experimenta en las altas tesituras del alma, cuando este sentimiento se encuentra fundido con otros sentimientos tan sublimes, y diría insuflado de una emoción religiosa con no menos fragor. Cuando el objeto del amor-eros es llevado a nivel de lo sagrado, y se encuentra imbuido de las más altas cualidades; el referido (y en la antigüedad practicado por los caballeros andantes) Amor Platónico; un tipo de amor abstracto (¿el amor de los dioses?), que habita en las altas esferas del pensamiento y el espíritu; que conecta al individuo con sus más nobles ideales. Este amor enlazador de mundos, capaz de anclar el cielo a la tierra... y ganar batallas.
Y puedo dar cuenta -y para que no se me sindique de “amante ilustrado”-, de que este tipo de Amor si lo he reconocido en mi, y que en cierta época me permitió encontrar un espacio encendido e inmaculado, en medio de las fustigadas catacumbas de una joven alma y en medio de los avatares de una vida vivida a tientas. Cuando era un menudo adolescente un tanto errabundo y contrahecho solía cultivar este sentimiento, que me vinculó de feliz manera a la poesía (lo que de paso, me salvó del descalabro).
Por lo que me siento autorizado para recomendar a toda persona que quiera explorar esas zonas de su mundo, cultivar este poderoso elixir abstracto.
Y que yo llamaría Amor-Abstracto.
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