Friday, December 25, 2009

Revolución, Libertad y Construcción del Paraíso

Este comentario pertenece a un blog en donde participé algún tiempo atrás y he querido recuperarlo, pues me parecen interesantes algunos puntos. Dice:

Quiero en este comentario sobre los comentarios que lo anteceden, realizar un par de reflexiones que nos ayuden a ordenar pulsiones y desasosiegos que deambulan en nuestro ámbito emocional y que nos liga indisolublemente al ámbito psicosocial (como se dice ahora), y que ponen de manifiesto que aquella generación que fue rebelde (la nuestra) hoy no sabe porqué ni para qué, como bien lo expresa Remis en su artículo a “acerca de un afán”. Y es que vemos que la lucha por la libertad tiene muchas aristas, o al menos un par de ellas sumamente filudas, y es que el presupuesto de las corrientes de la izquierda más ortodoxas a mi ver erró el 50% de su diagnóstico, y es que “los seres humanos librado de las condiciones opresivas del la sociedad darían lugar a manifestar sus más altas cualidades”, es decir puso el énfasis de la libertad en el ámbito externo descuidando gravemente el hecho de que los seres humanos debemos “educarnos para la libertad”, es decir, ser libre tiene que ver más bien con la experiencia interna de la libertad, de la autonomía, de disfrutar de las propias capacidades, de sentir que uno esta aprendiendo cada día, de poder expresar el afecto, de que uno ha ganado en comprensión, que tiene más entendimiento, que tiene más estabilidad emocional, que tiene mayor claridad y madurez para resolver los problemas, que sabe querer. Y sobre todo ser capaz de “ponerse un motivo consciente y seguirlo”, seguir un ideal, que uno elige (cualquiera que este sea). No solamente con una lucha en pos de una estructura de sociedad determinada. En ese sentido una de las cosas que realmente nos quita la libertad es la pobreza de espíritu; Remis en su artículo mencionaba la pobreza en la educación del pueblo chileno, el ensuciar, rayar, descuidar, contaminar, desaprovechar, malgastar etc, no obstante hemos de comprender que el ejercicio de la libertad es también la capacidad de comprender que los demás expresen sus carencias, su deficiencias, su falta de consideración y su falta de cultura cívica, y comprender este hecho como parte de un proceso larguísimo, cuyos orígenes se pierden en la noche del tiempo, y que es “llegar a ser civilizados para convivir de buena manera en sociedad”, con el otro, en su grandeza y en su pequeñez y respetar su proceso; a esta altura la libertad más parece capacidad de comprensión y aceptación que el esterotipado “hacer lo que se me de la gana” que bien se parece al Poder (lo que tanta aversión genera, toda vez que hemos contemplado su poder corruptor y lo fácil que transforma al oprimido en opresor). Entonces la pregunta es ¿cómo hacemos cada uno de nosotros Revolución en el ámbito de la vida diaria?: es una buena pregunta que debemos hacernos unos a otros ¿cómo haces tu revolución? ¿cómo hago yo revolución? en el círculo de mi familia, de mis relaciones interpersonales, de trabajo, en la vida de pareja, con mis amigos, en la manera como considero a los demás y en la manera como guío mi existencia, ¿de qué manera tiro la carreta hacia delante, hacia una mejor sociedad? Es decir, es bueno empezar por alguna parte (y sobretodo por la dedicación a los hijos, de manera que no se transformen en seres desdichados, sino que se puedan sentir seres dignos, satisfechos de existir). Esa es una de las más filudas aristas de la libertad y la revolución.

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