Sunday, August 20, 2006

el lider en las travesias

Una de las primeras cosas que debe aprender quien quiera explorar la zona salvaje, es que una expedición siempre y para todo evento debe tener un líder, alguien quien en última instancia es el que toma las decisiones, de seguir o parar, de ir por un lado u otro, si avanzar, detenerse o devolverse. Y este líder puede que no sea el que más sabe (idealmente si, pero puede servirse de guías o expertos conocedores de la zona); sino que la cualidad que lo distingue es que no pierde de vista el grupo, se preocupa por todos y cada a uno; con un buen líder cada integrante se debe sentir confiado en que todos forman parte del equipo y que nadie quedará atrás. En la montaña y frente a un medio ajeno, y al que hay que adaptarse con premura, siempre se generan situaciones difíciles, que gatillan todo tipo de temores, incomodidad, impaciencia, ofuscación, rabia, malhumor, etc, que genera cuadros difíciles de manejar. O surgen elementos discordantes, integrantes personalista que solo quieren cumplir la meta olvidándose de que eso es posible solo porque existe un grupo que lo sustenta. Una cualidad del líder es que es capaz de allanar las diferencias ya que su autoridad se impone sola, y los demás le depositan su confianza, se sienten acompañados y seguros con él; y es de quién depende la seguridad emocional del grupo. El líder no debe mostrar temores inefables o falta de decisión, menos histeria o reacciones emocionales, especialmente frente a imprevistos de la naturaleza, como una tormenta, un accidente, o un ataque de las fieras etc. Siempre debe mantener la templanza y la sobriedad aún cuando este lleno de dudas. Recuerdo uno de los tantos viaje que hicimos al valle del venado, partiendo de Vilches Alto; éramos solo tres, hicimos una intensa travesía caminando un día entero hasta allá y al otro día volvimos; iba con mis amigos Oscar y Brian; al regresar veníamos algo apurados para alcanzar el bus (siempre parece más largo el regreso y ahí se toma conciencia de cuanto se ha andado); la cosa es que volviendo nos metimos mal y llegamos a un estero que debíamos cruzar bastante más abajo. Y de pronto nos damos cuenta que el camino no era por ahí y que no teníamos tiempo de devolvernos, y entonces debimos tomar la decisión de bajar por el estero para encontrarnos con el paso, y allí retomar el sendero original; el hecho es que mi amigo Oscar no se qué se le pasó por la cabeza y empezó a insistir en que dejáramos el estero y nos adentrarnos a lo derecho por entre la vegetación ya que según él, el paso ya lo habíamos dejado atrás. Yo estaba seguro que no era así y me resultaba su teoría enteramente ilógica; pero empezó a insistir en su idea hasta impacientarme, por lo que finalmente debí decirle que si él quería podía hacerlo, que yo iría por el estero ya que estaba seguro de lo que hacía, ...frente a lo cual no le quedó otra que acatar. Brian me seguía ya que me tocó liderar la expedición, y ya tenía experiencia en la zona. En tanto Oscar siguió de mala gana y refunfuñando que yo estaba mal, procurando sembrar ideas perniciosas en Brian, quien solo le oía y me miraba como buscando a que atenerse, y por cierto que también dudo, pero ante mi decisión incontrarrestable me siguió, hasta que finalmente llegamos adonde tenía previsto llegar. No fue necesario decirle nada a Oscar; Brian me extendió la mano y solo me dijo “bien Comandante”.
Muchas veces el líder de un equipo debe pasar por ese tipo de situaciones, y no se trata de ser obstinado, sino que el líder pregunta pareceres, opiniones, indaga; y luego toma una decisión, de manera que el grupo se sienta confiado; pero es importante que no haya vacío de poder, que siempre alguien sea el responsable, eso evita que surjan grupúsculos disociadores o que la gente no sepa a quien seguir, o quien en última instancia tiene la autoridad. En fin, es todo un arte esto de liderar un grupo y es necesario aprender a hacerlo. A algunos les sale fácil y otros debemos esforzarnos más. // P.D. En la foto, el de la izquierda es Brian Collins, de Santa Mónica, California. El de la derecha es Oscar Izquierdo, que vive en las afueras de Santiago con su linda familia. El Parque Altos de Lircay.

1 comment:

  1. la vida es una travesia, es cliche esta frase cierto, se podría agregar además que es traviesa la vida, que con intuición, sensibilidad y razonando el lider convence, como lo hiciste tu Gonzalo en esta experiencia pequeña pero que con el tiempo muestra su grandeza.

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